Fondation Moi pour Toit

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Una letra, dos alas
Par: Fondation Moi pour Toit
Dans:Presse
Le 15 Oct 2008

De la palabra Angie a la palabra «ángel», sólo una letra marca la diferencia. Con la historia de esta niña de la Fundación Moi Pour Toi, los escépticos deben aclarar sus dudas. Sí, de verdad, los ángeles no sólo viven en el cielo, sino también en el alma y en el cuerpo de sus representantes terrestres.

Angie llegó viva y enferma a la familia Moi Pour Toi al inicio del año 2006. El diagnóstico hizo sollozar los corazones: esperanza de vida de dos años o necesidad de un transplante de hígado. Llanto y alegría, miedo y esperanza. Pero ya, de vez en cuando, los guiños de las alturas celestiales nos acompañaban.

El día de su primera comunión, en diciembre 2006, mi niña me regaló su osito que no se quita de mi carro en Suiza y me dijo: “Papá Christian, hago mi primera comunión. Así Dios, un día, me encontrará un hígado.” La fe no tiene edad y concretiza los sueños.

Una noche de padrinos, en el hogar mixto de Combia, se fue la luz. ¿A dónde fue? Todavía no sabemos. Quizás a los corazones de nuestras manos unidas. Era la hora de las palabras de agrade-cimiento que se regalaron sin irradiación artificial; y al momento mismo que Angie quería ofrecerme su ternura verbal, llegó el sol eléctrico, por casualidad que no existe.

El último detalle rastrea el destino. Desgrana lágrimas y estremecimientos en toda la piel. El año pasado, la Fundación publicó el calendario 2008. Nuestra niña vive en Medellín desde abril, a menos de media hora del hospital. Angie no aparece en el almanaque hasta el mes de septiembre. ¿Y entonces? Entonces fue operada el primero de este mismo mes. No había que desesperarse. Solamente saber leer las palabras divinas y tranquilizarnos.

¿Cuál es el destino de Angie recién operada, viva, feliz y alegre? De Angie a ángel, sólo una letra marca la diferencia. Ambas despliegan alas para volar. Le había prometido un viaje a Suiza, si recibía un hígado y el día que estuviera totalmente recuperada. Quince días después de la operación, me preguntó: “¿Suiza, es sólo para pasear o para estudiar?” Con Dios y sus representantes, nunca se sabe.

Papá Christian
Fundador y Presidente

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